miércoles, 23 de noviembre de 2016

REFLEXIÓN PERSONAL Y CRÍTICA: "15 millones de méritos" (Black Mirror)


¡Buenas tardes!

En este mundo que está en continuo cambio, las TICs son algo ya habitual es nuestra vida cotidiana y, a veces, imprescindibles. Por ello, esta entrada va a consistir en una crítica a uno de los capítulos de la serie británica Black Mirror, en la cual podemos ver diferentes capítulos, no conectados entre sí, en los que se hace una crítica a la sociedad de hoy en día por medio de un escenario futurista con una gran presencia de aparatos tecnológicos totalmente novedosos.

El capítulo que yo vi fue “15 millones de méritos”, el segundo de la primera temporada, de una hora de duración; en él podemos observar cómo la gente, cuando cumple la mayoría de edad (21 años), entra en una especie de residencia en la que su único trabajo es el de pedalear en una bicicleta estática para conseguir dinero. Mientras “trabajan” pueden ver determinados programas, personalizar su perfil, jugar, etc., pero hay algunas opciones, como ver programas de contenido erótico, por los que deben pagar; en sus habitaciones (un pequeño cuarto con pantallas en las paredes y una pequeña cama) la programación está organizada para que se vea lo que “los de arriba” quieran, así es que existen penalizaciones como no mirar a la pantalla (entonces empieza a sonar un pitido muy fuerte y cada vez más agudo que te obliga a mirar), saltarse los anuncios (con una sanción, esta vez, económica) o quitar el sonido de las pantallas (también con una sanción económica). Esto les obliga a vivir con la información que “los de arriba” quieren que tengan, les obliga a vivir en la ignorancia.
Por otro lado, a los internos se les permite tener la oportunidad de dejar de pedalear a cambio de presentarse a un concurso, llamado “Hot Shot”, organizado por las personas responsables de todo esto. Pero el precio de un “billete de oro” para participar es de 15 millones. Está regido por tres jueces, los cuales evalúan qué debes hacer, ya que hay tres opciones: ser cantante, modelo o ser una estrella del cine erótico.

Tras los sucesos ocurridos a lo largo del capítulo (no voy a mencionarlos, por el spoiler), el protagonista da un discurso delante de los jueces de dicho concurso, en el que reivindica el derecho que tienen tanto él como sus compañeros de ser libres, de no depender de una bicicleta estática para sobrevivir en esta vida y, sobre todo, incide en la elección de su propio futuro, ya que cada uno es dueño de su vida, nadie tiene por qué elegir el destino en la vida de nadie.
Para mí, este capítulo ha sido como una burla a la sociedad actual, en la que nos dejamos llevar cada vez más por la tecnología y no vemos más allá de ello; no alcanzamos a ver las injusticias sociales porque estamos abstraídos en nuestros propios pensamientos, en nuestro WhatsApp, Instagram, etc. Un elemento a destacar también sería la crítica del poder de los que tienen más dinero sobre el resto de la gente, comparándola con gente explotada que vive a merced de los que los que están, económicamente, por encima de ellos. Por lo tanto, dándose esta desigualdad, se reivindica la situación actual con los términos “el explotado” y “el explotador”, representados en el capítulo.

Finalmente, si os gustan las series que hacen críticas como estas, ¡tenéis que ver Black Mirror!

Ante todo, esta es una opinión personal y, al igual que yo respeto otras, me gustaría que vosotros también la respetarais, aunque no la compartáis.


¡Un saludo y nos vemos en otra entrada!

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